Un lugar especial con mucho encanto para disfrutar de la isla con prácticas sostenibles y responsables. Agroturismo Can Martí nos sorprende por su paz.

Esta antigua casa del curandero, que tiene más de 400 años, ha sido restaurada por la familia Brantschen desde 1994 y convertida en un magnífico agroturismo. Por su gusto por los detalles y por su consciencia medioambiental constituye un ejemplo vivo de cómo se pueden hacer bien las cosas. Un alojamiento con encanto que cuida el medio en el que se ubica.

La finca tiene 17 hectáreas y la casa está dividida en varias estancias, todas con terracita particular y una decoración agradable. Es muy inspirador pasearse por los terrenos y ver las soluciones que han encontrado para fundirse en armonía con el entorno. Desde la piscina sin cloro, la depuración y reciclaje de aguas, la autogeneración de energía hasta el cultivo ecológico de su huerta todo está pensado desde el respeto a esta tierra.

Los precios son algo elevados pero valen la pena si buscamos un lugar especial. Un ambiente tranquilo y rústico que nos transmite bienestar desde el momento que entramos a la finca.

Complementan su oferta con yoga y pilates y masajes al aire libre, paseos por su jardín Mandala, alquiler de bicicletas, Spa hammam marroquí y una tienda de productos locales, propios y ecológicos.